Tengo que optar en primer lugar por el presente, porque es lo que Dios me está regalando, y por eso tengo derecho a vivirlo lo mejor posible. Es Dios quien me da la vida, y eso me otorga todo el derecho a vivir feliz en este mundo. Más allá de mis errores yo soy amado por Él, que no puede rechazar su propia obra.

Entonces, hoy es un día valioso y estoy llamado a vivirlo. El pasado ya sucedió. No lo puedo borrar, pero ya terminó. Y ese pasado no tiene derecho a arruinar mi vida presente que Dios me está ofreciendo generosamente.
Tengo que vivir hoy de tal manera que pueda sentir que vale la pena que yo exista. Y eso es dejarme llevar por el Espíritu Santo, sabiéndome amado y entregándome a su amor y a su proyecto, dando lo mejor y disfrutando de lo que pueda vivir en este día.
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