De cierto les digo, que los cobradores de impuestos y las rameras van delante de ustedes al reino de Dios.
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uando vino al templo, los principales
sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le
dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?
24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también les haré una
pregunta, y si me la contestan, también yo les diré con qué autoridad hago
estas cosas.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de
los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del
cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creyeron?
26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo;
porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él
también les dijo: Tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas.
Parábola
de los dos hijos
28 Pero ¿qué les parece? Un hombre tenía dos hijos, y
acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido,
fue.
30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y
respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron
ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto les digo, que los publicanos y las
rameras van delante de ustedes al reino de Dios.
32 Porque vino a ustedes Juan en camino de justicia, y no
le creyeron; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y ustedes,
viendo esto, no se arrepintieron después para creerle.
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